El canto de las
cigarras es un libro que trata sobre una escritora ya establecido en la
vejez pero que, lejos de constreñirse a un argumento en apariencia tan
limitado, desborda estos límites para contarnos varias historias en una.
Porque la novelista que protagoniza la obra nos va narrando
el libro que está escribiendo, una novela de ciencia ficción, porque nos cuenta
los problemas con sus hijos, que incluso llegan a maltratarla para obtener sus
fines, heredarla en vida, y nos cuenta una deliciosa historia de amor entre dos
mujeres, la autora y Pepa, una psicóloga joven de pasado turbulento que parece
haber encontrado la tranquilidad al lado de la anciana.
El fondo de la novela es el paisaje provenzal, una excusa
para narrar una historia que se nutre de las otras que van surgiendo a través
de la trama, que forman un cuerpo muy coherente que desemboca en el final poco
deseado de la misma. El canto de las
cigarras es un libro muy bien escrito, excelentemente trazado, emplazado
fuera de todo género, que jamás se hace aburrido, más bien al contrario, la
amenidad desborda a través de todas sus páginas, desarrolladas con una
coherencia que no suele ser muy habitual en un argumento con tantas
intersecciones de personajes distintos, situaciones pequeñas y grandes que
acuden al encuentro del nudo principal del relato que hilvana el libro.
Un tema que me parece muy importante resaltar es el
tratamiento de una relación lesbiana por una autora, Ana Lorenzo, que no lo es,
un camino imprescindible para entender que el amor viene dictado por los
sentimientos, más allá de postureos o tomas de posición aparentemente
irreversibles que nunca deberían serlo tanto.